“Dividimos el tiempo del espacio, la mente del lugar, y el ser del no-ser. Creamos un mundo de ideas. Esto es la dualidad, parejas de supuestos opuestos”.
Frederick Lenz.
En sol se encuentra en géminis y con eso se nos presenta la posibilidad de conectar con la energía de este signo. Géminis nos invita siempre abrirnos paso por nuestros propios medios, evaluando desde un ámbito mental las posibilidades, y desde la acción, salir en busca de formas diferentes de hacer.
También algunos conceptos que involucran la dualidad del ego, plantean que la realidad que vivimos es producto de nuestra mente (consciente e inconsciente) y es a partir del reaprendizaje de las creencias e ideas, como podremos elevarnos en espiritualidad y experiencias amorosas.
Sin embargo, géminis también nos posiciona frente al tema del otro (relaciones) visto como un par, donde no hay jerarquía; y nos conecta a experiencias infantiles donde a partir de lo lúdico, nos desarrollábamos.
La posición astrológica de este momento, posiciona a marte y venus en Aries, lo que representa una posibilidad fantástica para movernos sin mayor duda hacia el deseo, ir por lo que nos gusta. Marte, ya se encuentra en posición de enfrentar de manera enérgica cualquier obstáculo. Mercurio en tauro nos colabora para comenzar a comprender o cambiar las formas de percibir, apostando por lo que resulte mas armonioso para ti, y si el sentido del conflicto aporta, para elevar el valor personal. No solo porque el planeta de la estructura mental esté en tauro, regente de Venus, sino porque al estar en retrogradación, genera ese contexto reflexivo que nos invita percibir diferente.
Con todo el movimiento que el eclipse generó, hay que recordar, que el paso evolutivo que el cielo plante en este momento, tiene que ver con el amor propio y que sea a partir de ese lugar, donde tomemos decisiones que, aunque resulten muy cambiantes, representaran un crecimiento en valor y confianza propia.
El llamado es amarnos, respetarnos, asumirnos tal cual somos y aceptar todos los movimientos que la vida traiga, no desde el “tengo que…”, sino desde el “deseo hacer”.