Desde lo íntimo, lo simple y lo cotidiano transformarnos
Ingresa el Sol en cáncer, trayendo consigo el solsticio que se presenta tomado de la mano con Júpiter, que hace trígono al Sol; generando una sensación de pausa, de respiro, frente a las tensiones generadas por los tirantes encuentros entre Urano y Saturno.
Uno de los aspectos tensos que esta cuadratura entre Urano y Saturno nos presenta, es esa necesidad de replantearnos los “para qué”, pues la insubordinación del planeta rebelde, junto a la estructura del planeta de la disciplina, nos invitan a mirar los “tengo que” por “quiero, deseo, me comprometo que”. Mercurio retrógrado intenta ayudarnos a ver que necesitamos un cambio en el discurso mental, para que la energía de Urano se torne menos rebelde, y así pueda comenzar a construir. Finalmente, la exigencia de estas dos fuerzas es realizar transformaciones personales, que se ajusten a nuestro bienestar, y que se puedan sostener en el tiempo.
Es la noche más oscura en el hemisferio sur y el día más largo en el hemisferio norte. Desde los recursos que la oscuridad de la noche nos ofrece, o la claridad de la luz, con la conexión profunda, con los sentires y el instinto, y a partir de esa fuerza de las entrañas que exige parir, construir un nuevo hogar. Integrar lo que hemos trabajado desde el 2020, que ha cambiado de forma varias veces, y que bajo esta realidad nos invita a automaternarnos, nutrirnos, encontrar en nosotros ese hogar, nuestro refugio, sin dependencias externas, sin juicios propios. Solo llenarnos del amor que cada uno necesita.
La energía de Cáncer nos invita a ser los protagonistas de nuestra vida, sin identificarnos con lo que no somos. Darle el espacio para que todos los aspectos variados de nuestra personalidad, puedan manifestarse. Ser potencia y sostén, fuerza y debilidad, independencia y pertenencia, maternales y sexuales, integrar esos opuestos que siempre han estado allí, pero que no hemos manifestado porque no sabíamos cómo. Alzar nuestra creatividad para mirarnos libres, desde nuestras propias mentes y, a partir de allí, salir a construirnos.
La mirada que el cielo trae, nos conecta con la belleza de la vida, de la trascendencia, del movimiento y de cómo todos formamos parte de algo mayor que nos conecta, nos impulsa, nos invita a morir y que hoy nos llama a renacer. Observa tus transformaciones, tu existencia, tus dinámicas y, desde esas metamorfosis, continúa moviéndote, porque el futuro y el ahora es al frente, la vida es hacia adelante y en movimiento.